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viernes, 8 de agosto de 2008

SOLEDAD MELLI EN LA REVISTA PAPARAZZI.

“Toqué fondo… Me sentí desamparada y en total estado de locura”
TIEMPOS DE CALMA
“Estoy con un millón de proyectos. Me voy a trabajar con Andrea Rincón a Bariloche. Con mi novio nos tomamos un tiempo, pero seguimos conectados. Es el hombre que amo. Y mi prioridad es el laburo, y yo misma. Yo voy primera, segunda y tercera…”, confía, animada.
EL PRESENTE Y NADA MAS…
Por estos días, Sole descansa con su tía y su abuela en la capital de Mendoza, con un cambio de look que la vuelve casi irreconocible de la imagen que dejó en GH en la pantalla de Telefe. ¿Su proyecto? Abrir allí una casa de sushi.
Que intentó suicidarse, que ejercía la prostitución, que tenía problemas con la droga… Llegó el momento de que la ex GH 5 cuente qué le está pasando. Recluida en Mendoza, su tierra natal, la morocha se alejó de los medios. Pero hizo una excepción con Paparazzi para contar su verdad. En primera persona. Y en exclusiva.

De repente, los 149.240 votos que Soledad Melli (25) obtuvo en Gran Hermano 5, y que la llevaron a la triunfal conquista del segundo lugar, no le sirvieron para nada... Esos llamados perdieron poder con el paso de los días en el afuera, en la vida misma. Por eso, sintió aquello que no le había sucedido durante todo el transcurso del reality de Telefe: que la nominaban…
Pero no sus ex compañeros del programa, sino la sociedad. Que la señalaban con el dedo, que la acusaban de cosas que –según ella– nada tenían que ver con su realidad. Este panorama se sumó a desajustes laborales, y a una pelea con su novio, a quien conoció durante el verano en Carlos Paz, mientras Sole protagonizaba la comedia Cuidado que están los chicos .
“La verdad es que toqué fondo, de tristeza”, reconoce ella, tres semanas después de una serie de episodios que casi le cuestan la vida. Y si “de aquí en adelante solo cabe ir mejorando”, tal como anuncia la canción de Joan Manuel Serrat, Melli sabe que el primer paso es romper el silencio. Volver a confiar. Aquí, Soledad habla por primera vez después de todo lo vivido, en una charla a corazón abierto…
“Primero quiero aclarar algo… que todo lo que se dijo del intento de suicidio… no fue por falta de trabajo ni de cámara. Con Andrea (Rincón) estamos trabajando bien, hacemos los show en los boliches que, si bien no es lo que más me gusta, porque no es mi perfil, es algo preparado, con coreógrafos y un lindo vestuario. No es lo que prefiero, pero me alcanza para vivir, para seguir invirtiendo, para prepararme en lo que me gusta, que es el detrás de cámara”, comienza, a modo de preámbulo.
–Entonces, ¿qué fue realmente lo que te pasó?–Una seguidilla de cosas… Y rebasó el vaso lo de las fotos esas. Aparecieron en Internet unas fotos mías, como vendiendo mi cuerpo, con un número de teléfono…–En un sitio que ofrece servicios de acompañantes…–Claro. Son de una producción que hice para una revista importante, pero como eran muy fuertes decidí que no se publicaran… El que era mi representante mandó estas fotos a los boliches para vender el show que hacemos con Andrea. Alguien las posteó y me pusieron ahí. Cuando tomó estado público, sacaron el sitio. Esto se sumó a que teníamos un productor que nos iba a llevar de gira con la obra, y nos plantó. Tenía todo planificado. Perdí trabajo y me dije “ups, ¿qué hago?”. Después sucedió la pelea con mi novio y, como si fuera poco, me robaron el teléfono y me quedé sin contacto con mi familia… Quedé en total estado de locura, triste, mal… Me sentía desamparada.–¿Sentiste que tocabas fondo?–Sí… Porque me juzgaron moralmente por algo que no hice. Me pasaba de todo. Para colmo vivía en una pensión, porque no me había decidido a quedarme en Buenos Aires. Y bueno… tomé pastillas para dormir que me había dado una amiga.–¿Qué te pasó después?–Yo no tomo ni aspirinas, entonces quedé atontada. Andrea, que tiene las llaves de mi casa, y que sabía que no pasaba un buen momento, entró y se re asustó. Me ayudó y me quedé durmiendo en la casa. Pero tomé solo dos, con agua, ni siquiera con alcohol. Yo sólo quería dormir, nada más. Se fue y cuando volvió me encontró desmayada. Había mucho olor a gas.–Se dijo que abriste la llave de gas a propósito…–No, yo tengo un calefactor que anda mal. Y quedó abierto el gas… terrible, porque estaba con los efectos de las pastillas. Por suerte llegó Andrea. Me salvó la vida. Ella pensó que lo hice a propósito, y yo estaba tan dopada que no pude explicarle más. Me cayó la ficha después.–¿Nunca pensaste en suicidarte?–Eh… no, estaba muy triste. Quería dormirme, te digo… Pero no matarme. Soy medio dramática, pero salgo adelante. Ese día estaba muy mal. Me sentí muy desilusionada con mucha gente, porque yo no le hago mal a nadie. Estaba depresiva… No fue un pedido de auxilio, quizá sólo un llamado de atención. No es para juzgarme. No se pueden reír de mí… porque eso me duele.–¿Coqueteaste con la muerte?–No… Pero vi todo negro, se me vino el mundo encima. Terminé casi muerta… Estaba sugestionada. Soy fatalista y tiendo a autocastigarme, y aunque no estoy sola me sentía muy mal. Lo tomo como un evento desafortunado. Ahora tengo que hacer terapia.–¿Recuperaste las ganas de vivir?–Siempre tuve ganas de vivir, desde que nací. Nunca traté de matarme. Es más, yo casi me muero el año pasado con un tumor terrible en el estómago… y zafé. Realmente no me quiero matar. Te juro que no me quiero morir.
Mariel FuentesFotos desde Mendoza:Florencia Manganelli